Publicación por JM Lara

Cuando arrancamos con el Yeti Gathering México, nunca imaginamos hasta dónde nos llevaría este sueño. Cada año ha sido un viaje que mezcla la locura de rodar con amigos con la magia de los lugares que visitamos. ¡Y este año subimos el nivel como nunca antes! Porque nos vamos a un lugar que no solo está en boca del mundo del MTB… sino también en su corazón: ¡nos vamos a Oaxaca!

Sí, Oaxaca. Ese paraíso que no necesita introducción para quienes rodamos. Donde las montañas guardan veredas milenarias trazadas por pueblos originarios y donde cada trail es una historia que se cuenta a toda velocidad. Aquí no hay flow artificial —hay flow real, técnico, rudo y también sabrosón. Y claro, al terminar de rodar… viene la otra leyenda: tlayudas, mezcales, calles coloniales, sabores que no tienen copia. ¡Este Gathering será un festín de bici, cultura y fiesta!

Así que prepárense Yeti Owners, porque del miércoles 8 al sábado 11 de octubre (y un buen chilaquilazo el domingo 12), el corazón del MTB late en Oaxaca… y ustedes tienen que estar ahí.

Oaxaca merece tiempo es por eso que este año, pensando en que la mayoría viene desde lejos, abrimos la jornada desde el miércoles 8, para que todos puedan viajar con calma. Ese día la cita es a las 4PM en el Hotel Victoria en la ciudad de Oaxaca. Ahí dejamos los autos, nos encontramos con los primeros abrazos, y las camionetas de Transierra Norte nos suben directo a las cabañas en Ixtepeji. Esa noche arrancamos como debe ser: con un asado espectacular, cortes premium, una buena chela en la mano y toda la vibra de bienvenida.

El jueves amanece en Ixtepeji con café artesanal, aire puro, y el ruido inconfundible de bicis preparándose para un gran día. Y sí… si escuchan a alguien gritar “¡Vamoooooonos!”, ese soy yo. El que siempre anda viendo que no se nos quede nadie, que las vans estén listas y que el plan se cumpla. Porque aunque esto es una fiesta, alguien tiene que mover el pandero.

Ese día arrancamos con shuttles desde temprano. Rodamos los trails más icónicos, pero también algunos secretos que solo los locales conocen. En medio del bosque, Locoshawn vuela como si los árboles se le hicieran a un lado, el Tío Nate graba follow cams como si no existieran piedras y Sarah, además de rodar con flow perfecto, reparte sabiduría mecánica como si fuera su idioma nativo.

Al medio día, un lunch generoso en la montaña nos da gasolina para el sunset ride. Cerramos el día con fogata, risas y ese sabor que solo tiene la convivencia Yeti. El Gordo Lu cuenta historias, el Sapo sirve mezcales con maestría, Dave (de TRP) ya se siente local en su cuarta aparición, y la banda está completa.

El viernes amanecemos de nuevo en Ixtepeji, y tras un desayuno artesanal de campeones, subimos para otro día de trails intensos. Bajamos hasta la legendaria tiendita de Doña Tere, donde las tlayudas se vuelven parte oficial del Gathering. Ahí, entre mordidas y carcajadas, Chris Rayas comparte cómo ganó el Epic Enduro Series el año pasado. Más tarde, el trail sorpresa nos lanza directo a la ciudad.

Ya en Oaxaca capital, regresamos al Hotel Victoria para descansar. Esa noche es libre, y la cena no está incluida. ¿Por qué? Porque Oaxaca no se visita sin explorar su gastronomía. Así que cada quien podrá elegir su propio rumbo culinario. Si necesitan recomendaciones o reservas, nosotros apoyamos. Y sí, Hans Frei seguramente tendrá ya una ruta trazada entre terrazas, bares ocultos y tacos al final de la noche. Pato Zorrilla, con su estilo relajado y buena vibra, anda repartiendo merch de Monkeylion y preparando el party shirt que ya es parte del uniforme Gathering.

El sábado llega la gran travesía. Menos vans, más bici. Desde las alturas de Ixtepeji, cruzamos hacia San Pablo por senderos que combinan vistas de postal, flow natural y tramos que exigen lo mejor de ti. Almorzamos bajo árboles enormes, y cuando el sol empieza a caer, Big Sexy —el gringo que se robó nuestros corazones el año pasado— levanta la voz y dice: “¡Esto es lo que vine a buscar!”

Ese atardecer nos recibe de vuelta en la ciudad, donde nos espera una gran cena en un gran restaurante de Oaxaca —un banquete digno de cierre. Después, caminamos por el centro, nos perdemos entre callejones, entramos a bares locales y finalmente cerramos la noche con broche de oro en la Casa Transierra, con buena música, mezcales, risas y abrazos de cierre.

Y el domingo, chilaquiles bien picosos nos despiden. Con algo de cruda, sí, pero con mucha más emoción y gratitud. Porque cada edición del Gathering es eso: una aventura épica entre amigos, bicis y paisajes que no se olvidan.